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Diez formas de cocinar huevos y dominarlas como un chef

Del clásico huevo frito al sofisticado huevo a baja temperatura: técnicas, trucos y tiempos para sacar el máximo partido a uno de los alimentos más versátiles del mundo.

Los huevos son uno de los alimentos más consumidos y versátiles de la cocina, presentes tanto en desayunos como en platos elaborados. Pero, aunque parecen sencillos, dominarlos requiere técnica y práctica. Hoy repasamos más de diez formas distintas de cocinarlos, con consejos para lograr el punto perfecto en cada una.

El clásico huevo frito sigue siendo el favorito. Con abundante aceite caliente y un toque de sal, su yema líquida y su borde crujiente son insuperables. Para quienes buscan una opción más ligera, el huevo a la plancha ofrece la misma esencia con menos grasa, gracias a una cocción suave y una tapa que ayuda a cuajar la clara sin resecar la yema.

Otra opción popular es el huevo escalfado o poché, ideal para tostas o ensaladas. Se cuece en agua con vinagre durante tres minutos y logra una textura cremosa que combina perfectamente con aguacate o espinacas. En cambio, el huevo cocido es el más práctico: con solo controlar los tiempos —seis minutos para una yema melosa, ocho para semi dura o diez para completamente cocida— se adapta a cualquier gusto.

Los huevos revueltos, por su parte, son un arte en sí mismos. El secreto está en batirlos poco y cocinarlos a fuego muy bajo para conservar su cremosidad. En el otro extremo, los huevos al vapor, de inspiración asiática, ofrecen una textura suave y delicada similar a la de un flan salado.

Si se busca un resultado más contundente, los huevos al horno o en cocotte permiten incorporar ingredientes como jamón, queso o verduras, logrando platos completos y reconfortantes. La versión francesa, cocida al baño maría, mantiene la yema tierna y cremosa.

La técnica más moderna es el huevo a baja temperatura, cocinado durante 45 minutos a 63 grados. Su textura es inigualable: clara sedosa y yema cremosa, casi como un caramelo salado. Y para los amantes del sabor tradicional, los huevos al ajillo aportan ese toque español irresistible, con ajos laminados, guindilla y aceite de oliva.

En definitiva, dominar los huevos es dominar los fundamentos de la cocina. Con un solo ingrediente se pueden crear más de diez platos distintos, desde los más sencillos hasta los más sofisticados. Un recordatorio de que la verdadera cocina está en los detalles.

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